Actualmente, es más sencillo que nunca realizar compras en los países de la Unión Europea. Ya sea por Internet o en viajes de ocio, los productos que compramos no proceden de una tienda de nuestro propio país, por lo que, si tenemos problemas con dicho producto o servicio, habrá que gestionarlo a distancia. ¿Qué derechos nos amparan en estas situaciones?
Uno de los problemas más habituales que podemos encontrar es descubrir que el producto comprado en la tienda online o en nuestro último viaje no funciona bien. En estos casos, el consumidor tiene derecho a su reparación o sustitución gratuita pero, si no es posible, puede solicitar el reembolso del dinero o un descuento. Estos derechos sólo son exigibles durante los dos años posteriores a la compra del producto.
Si, por el contrario, el consumidor se arrepiente, cambia de opinión o se equivoca sobre el producto que ha comprado, dispone de un plazo de 14 días desde que recibe el artículo para devolverlo y recuperar el dinero (derecho de desistimiento). Para evitar estas situaciones, en el momento previo a realizar la compra, el vendedor debe ofrecer toda la información precisa y detallada del producto o servicio para que el consumidor no incurra en error a la hora de contratar.
En el caso de que la empresa no se muestre colaboradora, el consumidor puede acudir a una asociación de consumidores como ADICAE o al Centro Europeo del Consumidor de su país, donde podrá encontrar información y orientación sobre cómo actuar para reclamar sus derechos.
ADICAE, con motivo del proyecto ‘Consumidores 2014: retos y mejoras en sus derechos a la hora de contratar y en su defensa colectiva‘, que cuenta con el apoyo del AECOSAN, analizará los derechos y obligaciones recogidos en la Directiva Europea 2011/83/EU y si su trasposición a la legislación española ha sido adecuada con la última reforma de la Ley General de Defensa de los Derechos de los Consumidores, además de difundir los nuevos derechos que otorga esta reforma.