El mercado siempre ha existido y siempre existirá, pues es el instrumento a través del cual las personas y las familias solventan sus necesidades materiales por medio del intercambio. En todo pueblo y civilización el mercado ha tenido, dentro de las ciudades, su propio espacio físico y su organización. En la Edad Media, la posibilidad de celebrar mercado era una concesión del Rey, un privilegio otorgado que, por otro lado, se podía revocar y perder. En el Siglo XIX, a raíz del extraordinario desarrollo, extensión y volumen de negocio que adquieren algunas Compañías Mercantiles, comienza a advertirse su notable influencia en la política y en los políticos de muchos países.
Estudio realizado por Fernando Santos Urbaneja; Fiscal de la Audiencia Provincial de Córdoba.