Nuestra sociedad ha convertido todo en un puro acto de consumo: consumimos coches y electrodomésticos, consumimos productos financieros… pero también consumimos política. No podemos olvidar que esto es así porque los partidos políticos han convertido la verdadera política en marketing para vendernos promesas. Ante esto, los consumidores debemos ser conscientes, críticos y ver qué nos interesa.Con nuestro voto vamos a designar a unos partidos que decidirán sobre cuestiones tan importantes como la política de vivienda, la protección del usuario frente a entidades financieras y multinacionales, entre otros temas de gran importancia para el ciudadano como consumidor.
Aunque no se trate de unas elecciones generales, no debemos perder de vista que los organismos autonómicos y locales tienen competencias plenas y responsabilidad en materia de consumo. Por eso debemos medir no solo que es lo que nos prometen, sino también hacer balance de lo hecho hasta ahora, para conocer el grado de credibilidad de sus ofertas.
Antes de votar, hacer balance
Tenemos que preguntar a los políticos cual fue su actuación y su compromiso en los últimos cuatro años para la defensa de los miles de familias defraudadas en Forum-Afinsa, Banif, venta de bonos Lehman, Martinsa Fadesa, cláusulas suelo y clips hipotecarios…
Y, porque no, cual esta siendo su papel en un asunto de tanta importancia para el desarrollo regional como el tema de las Cajas de Ahorros, las cuales, no lo olvidemos, están dominadas por Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, sin que este clara su democratización para los usuarios, ni el cumplimiento de su finalidad social.
El consumidor ante las ofertas electorales debe ser crítico
El riesgo de convertir la política en una mera mercancía conlleva el peligro de que los partidos políticos conviertan sus ofertas puro marketing. Hay una actitud por parte de los ciudadanos de alejamiento, escepticismo y desinterés sobre una cuestión que, en el fondo, no tiene otra razón de ser que la búsqueda de un gobierno justo para todos y por todos. Por eso pedimos al consumidor una actitud critica y activa. Nos jugamos mucho en ello y por eso no da igual votar a un político que a otro.
Tendremos que medir que es lo que quieren hacer, valorando lo que han hecho hasta ahora, para ver si son creíbles las promesas que hagan. Todo ello sin dejarnos llevar por la palabrería y el marketing típico de las elecciones.
Pero, ¿se habla alguna vez seriamente de consumo en los programas electorales?
En todos los sentidos que se le dé a este termino, el consumo impregna nuestra sociedad. Pese a ello, nuestros políticos hacen escasa referencia a esta cuestión. Aunque hay que reconocer que el tema del endeudamiento hipotecario, por la situación verdaderamente
preocupante que esta alcanzando y la sensibilidad demostrada en algunas resoluciones judiciales, es una cuestión a la que se debe dar cancha en estas elecciones.
Esperemos que no solo como arma arrojadiza. También esperamos, por poner otro ejemplo, que las propuestas electorales atiendan a una cuestión tan importante como es la defensa de la seguridad del ahorro. Y aunque da la sensación de que el consumo es una materia que les «quema» a los políticos, las Asociaciones de Consumidores debemos planteársela, puesto que como se ha demostrado, es una cuestión de gran importancia para la vida cotidiana de los ciudadanos.
Artículo publicado en el número 48 de La Economía de los Consumidores